Pepe Larios reseña “Estados inviables, sistemas en colapso”

Pepe Larios y portada de Estados Inviables

La tesis central que Nafeez propone en este trabajo es que la escalada de las protestas sociales y la inestabilidad política están están en relación causal con el declive global de la energía e interconectada con sus consecuencias ambientales y económicas.

Ahmed desarrolla la relación entre la catástrofe climática, el declive de los combustibles fósiles, la inestabilidad económica, la inseguridad alimentaria, el terrorismo internacional y la tendencia a la militarización

Este marco conceptual  aparece esbozado en otra obra del autor, A User’s Guide to the Crisis of Civilisation. And How to Save it, pero es en Estados inviables donde desarrolla la relación entre la catástrofe climática, el declive de los combustibles fósiles, la inestabilidad económica, la inseguridad alimentaria, el terrorismo internacional y la tendencia a la militarización y pone ejemplos de varios países. Algo así no lo había encontrado en otras lecturas y proporciona un marco sistémico global para tratar de entender lo que está pasando. Y Ahmed, como buen experto en teoría de sistemas, consigue trazar un mapa lógico que desarrolla magníficamente ese marco.

 

Afirma, y coincido con él, que la transmisión de diagnósticos conceptuales incorrectos de las crisis globales, a través de los medios de comunicación mas importantes, ha creado una situación en la que, mientras las crisis se aceleran, la especie humana en su conjunto está menos preparada para entender correctamente estas crisis y sus síntomas y, por lo tanto, menos preparada para resolverlas.

La ecosfera y las leyes biofísicas al servicio del pensamiento hegemónico

Nafeez nos muestra cómo la ecosfera y sus leyes biofísicas afectan de manera importante a las sociedades humanas que no se pueden sustraer de su inclusión en ella y, cómo no, al subsistema económico que el pensamiento económico y político hegemónico define  como totalmente autónomo de los límites planetarios pretendiendo reducir todas las relaciones sociales a relaciones económicas. Ideas que lamentablemente también comparten muchas de las personas y organizaciones que afirman la necesidad del cambio de modelo.

Dicho en pocas palabras, el sistema económico está generando disrupciones graves en la ecosfera que como consecuencia tiene repercusiones en la sociedad humana desestabilizándola, desencadenando relaciones de violencia.

El sufrimiento que padece ya parte de la humanidad irá en aumento si no paramos al monstruo del crecimiento continuo, la sociedad termo-industrial

Según el autor, las amplias movilizaciones a las que hemos asistido después de la crisis de 2008 tienen una relación causal con estas disrupciones. Esta es la tesis que defiende Nafeez en este libro y con la que coincido plenamente. Es esta una contribución de singular importancia al necesario debate social y a las prácticas transformadoras que debemos afrontar, como tarea principal, si queremos limitar el sufrimiento que ya padece parte de la humanidad, que irá en aumento rápidamente si no paramos al monstruo del crecimiento continuo, la actual sociedad termo-industrial.

En la primera parte del libro el autor recoge el marco conceptual de la crisis de civilización, una visión sistémica compleja en la que el Sistema Tierra o ecosfera incluye el sistema humano y el papel del metabolismo energético como motor de los mismos.

Sigue con la crítica de la teoría económica dominante, capitalismo, que propone el mito del crecimiento continuo y omite en su interpretación de la economía el papel fundamental que cumple el flujo y disponibilidad de energía, básicamente combustibles fósiles actualmente, así como de lo materiales rebatiendo las tesis sobre el desacoplamiento de estos elementos en la economía.

El autor continúa con las consecuencias del modelo dominante, la disrupción del Sistema Tierra (acidificación de lo océanos, emergencia climática, producción de alimentos) y la consecuente desestabilización del Sistema Humano (violencia intraestatal, disturbios civiles, militarización y terrorismo).

Pasa a analizar desde este marco los conflictos actuales y previsibles en Oriente Medio y África (primaveras árabes, guerras de Siria, Iraq, Yemen, fenómenos como Boko Haran), así como las perspectivas de la evolución económica y política para Asia, básicamente la India y China. Analiza también los posibles procesos el la zona euroatlántica, la viabilidad  de Unión Europea y el devenir de los Estados Unidos.

Termina esbozando líneas alternativas de salida y la necesidad de seguir profundizando en el marco conceptual que propone para la investigación y orientación para la necesaria transición.

Existen en este libro referencias claras al progresivo aumento de crisis en cascada o «tormentas perfectas» que incluyen incrementos en vectores infecciosos y pandemias en un sistema económico global interconectado. 

Aunque puede estar implícito, desde la perspectiva actual, se puede echar en falta el papel del sistema productivista en la destrucción de ecosistemas y la pérdida de diversidad, con la terrible consecuencia del incremento de permeabilidad de la sociedad humana a las pandemias, como la del Covid19, que ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de nuestro sistema político y social.

Sobre esto, en trabajos anteriores sobre Cambio Climático, o sobre dinámica de sistemas, se encuentran referencias claras al  progresivo aumento de crisis en cascada, la «tormenta perfecta», que incluyen el incremento de vectores infecciosos y pandemias en un sistema económico global interconectado. Vectores infecciosos que se mueven a la misma velocidad y dispersión que las personas y bienes lo hacen relaciones comercial gracias a la disponibilidad de la energía que proporcionan los combustibles fósiles.

 

 

Pepe Larios. Presidente de Transición Verde.

Querido Waldo, segundo título de Hojas en la Hierba

Querido Waldo

Con el otoño caen nuevas Hojas en la hierba. El segundo título de la colección nos trae la primera traducción al español de la correspondencia completa entre Henry David Thoreau y Ralph Waldo Emerson, amigos en los que arraigó el pensamiento trascendentalista norteamericano y que fueron precursores de una nueva forma de relacionarse con el medio natural.

En 1836, cuando Thoreau aún no contaba veinte años, Emerson, que se había instalado recientemente en Concord (Massachusetts) publicó Naturaleza, una de las obras capitales del pensamiento protoecologista. Por aquel entonces Thoreau estudiaba en Harvard, pero nunca fue uno más. Nos da una pista de ello el título que dio al discurso que pronunció en la ceremonia de graduación: El espíritu comercial de los tiempos modernos, considerando su influencia
en el carácter político, moral y literario de una nación. En él ya se entreven algunas de las preocupaciones que centraron su existencia: «Que los hombres sigan con autenticidad el camino que les indica su naturaleza y cultiven los sentimientos morales, viviendo vidas independientes y virtuosas; que hagan de las riquezas medios para la existencia, nunca fines, y no volveremos a escuchar una palabra sobre el espíritu comercial. El mar no va a detener su movimiento; la tierra seguirá siendo tan verde y el aire tan puro como siempre. Este curioso mundo que habitamos es más maravilloso que conveniente, más hermoso que útil; está más para ser admirado y disfrutado que para ser  utilizado. El orden social de las cosas debería invertirse en cierto modo» (traducción de Antonio Casado da Rocha en Thoreau. Biografía esencial).

Cuando regresó a Concord él y Emerson se encontraron y arrancó una amistad que duró hasta la muerte de Thoreau en 1862 y que se desarrolló en Concord. «Querido Waldo es una prueba del tiempo que uno y otro compartieron cuando no compartieron el lugar», escribe José Ignacio Foronda en el prólogo del libro. 47 cartas que nos muestran la escritura más íntima de estos dos grandes autores a los que hemos añadido el extenso «Elogio» que Emerson publicó en el Atlantic Monthly a la muerte de Thoreau y que supone un retrato cercano y directo que emociona y deleitará a quien quiera ver cómo veían a Thoreau sus contemporáneos y, sobre todo, el «Sabio de Concord», Ralph Waldo Emerson.

Por las páginas de esta correspondencia aparecerán Nathaniel Hawthorne y Margaret Fuller, Bronson Alcott y Thomas Carlyle, pero también vecinos de Concord como Hugh Whelan o George Minott. La vida más alta y la más cotidiana se dan la mano en unas cartas que podemos disfrutar en otra magnífica traducción del poeta Alberto Chessa.

Os dejamos como muestra del libro un botón:

«CARTA XVIII (de Thoreau, desde Nueva York, a Emerson)
8 de junio de 1843
No solo no me gusta más la ciudad conforme más la piso, sino que me gusta menos. Me avergüenzo de lo que contemplan mis ojos. Es mil veces más infame de lo que podría haber imaginado. Será algo odiado en el futuro, lo cual no deja de ser una ventaja para mí; incluso las mejores personas forman parte de ella, y de ella hablan con frialdad. Los cerdos que se ven por las calles son el segmento de población más respetable. ¿Cuándo aprenderá el mundo que un millón de hombres carece de importancia en comparación con un solo hombre? […]

La playa es lo mejor que he visto. Es un paraje remoto y solitario, en donde uno solo se acuerda de Nueva York muy de vez en cuando. Asimismo, las distancias a lo largo de la costa, y hasta donde alcanza la vista tierra adentro, son indescriptiblemente grandes y sorprendentes. El mar se antoja andar muy cerca de las colinas, pero requiere un largo trecho por el llano; sin embargo, te sientes  mojado por la espuma antes incluso de que se te pase por la cabeza que hayas llegado hasta allí. Lo lejos parece cerca y lo cerca lejos. Muchas veces, desde la playa paseo hasta el Atlántico y veo a hombres arrastrando sus botes en la arena ayudados por bueyes, caminando en medio de las olas, como si fueran a llegar a Sandy Hook».

 

Querido Waldo
Querido Waldo